Es un tiempo de gracia, un camino de mayor fidelidad a Dios, un tiempo de conversión, tratando de ejercitar, más y mejor, la Oración y la Caridad, fundamentalmente. Pero, si consentimos en ella, sí que no separa de Dios, que debe ser el motor y el único objetivo de nuestras decisiones.Įl miércoles pasado comenzamos este tiempo, llamado Cuaresma, por los cuarenta días que nos acercan a la mayor fiesta de los cristianos, que es la Resurrección de Jesús. La tentación, he dicho antes, que no es pecado. Nuestra vida está llena de tentaciones, es decir: de invitaciones a actuar según nuestro capricho, sin tener en cuenta lo que Dios quiere inclinaciones a ser egoístas, o soberbios, o violentos, o perezosos, etc. Y saca fuerzas para vencer el miedo al dolor. Pero enseguida reacciona, y añade:”Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Ante lo que se le venía encima, dice al Padre: “Que pase de mí este cáliz, este sufrimiento”. Dios Padre es lo primero, y todo lo que vaya en contra de su voluntad, debe ser rechazado de inmediato.Įs admirable la oración en el Huerto de los Olivos. Pero nunca se dejó arrastrar por ninguna de esas, u otras, tentaciones.Ĭomo hemos visto en la lectura del evangelio, Jesús rechaza cada una de las tentaciones, con prontitud y determinación. Por tanto, si las personas podemos sufrir tentaciones, y de hecho las tenemos, Jesús, a lo largo de su vida, también las tuvo: La tentación de aprovecharse de sus poderes, de su influencia, para sí mismo la tentación de evitar la cruz, la de usar sus milagros para ganar prestigio o poder o fama. San Pablo dice que “se hizo semejante a los hombres en todo menos en el pecado”. Jesús era Dios, pero no dejaba, por eso, de ser hombre. Y aunque nos lo representa en el desierto y siendo tentado por el demonio, debemos, no como un hecho aislado y puntual, sino como algo normal a lo largo de su vida. Hemos escuchado, en el evangelio de este primer domingo de Cuaresma, cómo Jesús sufrió tentaciones. Todo depende de que uno consienta en ella o la rechace. No obstante, la tentación no es ni buena ni mala. Hablar de las tentaciones, es como hablar de algo malo.

Como vivir la cuaresma